sábado, 4 de junio de 2016

La urgente necesidad de un giro humanitario

Como sociedad civil llegamos con esperanza; volvemos con preocupaciones. Esperanza porque somos tercas y no nos gusta tirar la toalla. Preocupaciones porque no conseguimos entender que en el abismo en el que nos encontramos no se tomen medidas urgentes, firmes y reales que respondan a la gravedad de la situación. 
Si algo ha destacado en esta Cumbre ha sido la ausencia de importantes jefes de Estado y de Gobierno, lo que da cuenta de la escasa voluntad política para desbloquear los nudos más críticos que obstaculizan el fin de atroces conflictos y de emergencias humanitarias. De las cinco responsabilidades globales marcadas por el informe del Secretario General de Naciones Unidas, se han dado pasos tan solo en algunas de ellas. Se ha avanzado en el compromiso de dar más apoyo y protagonismo a los actores locales. También se ha prometido aportar más recursos financieros; se ha creado un fondo específico para educación infantil, con un compromiso inicial de 90 millones de euros. Y se ha reafirmado la importancia de la equidad de género.
España ha mostrado su compromiso en todas las cuestiones planteadas por la Cumbre, excepto en la relativa a financiación —a pesar de la urgente necesidad de fondos—. Esta posición no nos sorprende; es coherente con el enorme recorte al que se ha sometido a la Acción Humanitaria, reducida actualmente a su mínima expresión. Es importante que España haya reiterado su compromiso con la agenda de mujer, paz y seguridad; aunque se echa en falta un mayor apoyo y reconocimiento a las organizaciones locales, que son las que dan respuesta inmediata a las crisis humanitarias que afectan a las poblaciones.

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